De niño tuve la bendición de pasar, la mayoría de, las vacaciones escolares en casa de mi tía Ervira. Ella vive en Punto fijo, cuidad del estado Falcón Venezuela. Dicha ciudad tiene hermosas playas, los fines de semana viajábamos a alguna de ellas. Tengo presente las indicaciones de mi tía, para mis primos y para mí, al llegar a la playa: «Ya saben en la orilla, cuidado con ir a lo profundo».
Esto me hace reflexionar en el texto bíblico de Lucas 5:1-11 y sobretodo en la invitación que Jesucristo hace a Pedro de llevar el bote a aguas profundas. Se puede decir que este texto muestra dos realidades que se relacionan con la forma en que vivimos la vida. Dichas realidades las llamaremos la orilla y aguas profundas.
*La orilla. Lucas 5:1-3
El escenario de la orilla representa el lugar donde la multitud se reúne para ser atendidos por el Señor, donde los pescadores lavan las redes como señal de una jornada frustrada. La orilla es sinónimo de superficialidad, a pesar de que Jesús comparte sus enseñanzas. Hoy día estar en la orilla simboliza la vida que observa las multitudes, que se centra en sus labores y asegura estar escuchando la voz de Dios.
Estar en la orilla es vivir tranquilo sin cambio alguno, sin expectativas de alterar la realidad y sin intenciones de modificar la rutina. La orilla puede ser el lugar donde se encuentran muchos cristianos hoy día. Jesús como agente transformador de vida y de realidades hace la invitación a Pedro para ir a aguas profundas.
*Aguas profundas. Lucas 5:4-11
Tomar la decisión de ir a lo profundo no es algo fácil, se debe considerar quien te ha invitado y si te acompañará. En el caso de Pedro la invitación y compañía provienen de Jesús. Se puede decir que en lo profundo no se debe estar solo y se hace necesaria la compañía del Señor. Es en lo profundo donde la realidad es transformada, donde las expectativas cambian.
En lo profundo ocurre el plan de Dios, la vida de Pedro es transformada y experimenta el poder sobrenatural de Cristo. Lo profundo representa ese lugar donde ocurren las cosas que Dios desea, donde el cristiano se compromete a vivir la vida que Dios demanda y donde se evidencia la acción portentosa de Dios.
Es hacia lo profundo donde los cristianos debemos ir y permitir que Dios obre todo lo necesario para generar en nosotros la transformación que necesitamos. En lo profundo es donde ocurre el cambio.
Al igual que Pedro nos toca decidir donde permanecer. En la orilla donde hay superficialidad, distracción, comodidad, frustración. En lo profundo donde ocurren cambios, acciones portentosas y propósito de vida. ¡Nos toca decidir!
Ocvin Ordoñez